Como podrán observar en este pasadizo y en otros que verán en su paseo por la localidad, esta arquitectura de pasadizos obedece a dos razones fundamentalmente: por un lado la de aprovechar el espacio vacío del vuelo de la planta superior de la vivienda para tener más habitáculo ya que normalmente eran viviendas pequeñas. Por otro lado para dar sombra y frescura durante el cálido verano de estas zonas y preservar en las bodegas el preciado líquido extraído de la uva que aquí, como en muchas latitudes extremeñas, se conoce como “pitarra”. Este vino es el producido en cada una de las casas y para consumo propio y su nombre proviene de las pequeñas tinajas de barro utilizadas ya por los romanos. Al ser elaborado artesanalmente suele tener graduaciones alcohólicas superiores a la media.

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Muchas de estas bodegas y los utensilios para elaborar el vino fueron pérdidas durante la Quema ya que la mayoría eran de entramado de madera. A pesar de esto todavía hoy existen algunos casos aunque son privados y no pueden visitarse.

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Les invitamos a pasar por este bello rincón de la localidad y disfrutar de estos espacios que nos remiten a pasados de leyendas encantadas, seres que aparecen o luchas a espada entre caballeros de épocas donde los duelos solían tener vencedor y vencido.