El 15 de marzo de 1809 los habitantes de Jerte, junto a una partida del regimiento 97, al mando del mayor inglés Luis Ruman, situados en Béjar, detuvieron el intento de invasión de las tropas bonapartistas situadas en Barco de Ávila cuando se dirigían hacia la capital placentina.

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Los franceses, tocados en el orgullo, volvieron a proceder al ataque en el mes de abril. En esta ocasión el vecindario alarmó a la población “a que saliese en auxilio de las tropas a contener a los franceses que intentaban penetrar por este valle”, estableciéndose al frente el comandante Diego González Aragonés. Habiendo estudiado el caso decidieron poner frente a la invasión en un lugar angosto ya que el ejército enemigo era mucho más cuantioso. Por ello se establecieron en el puente Becedas, lugar obligatorio de paso, donde resistieron durante quince días sin permitir avanzar a los franceses. Éstos replegaron hasta Barco de Ávila siendo perseguidos por las tropas españolas hasta Tornavacas requisando plata, haciendo prisioneros y causando varias bajas.

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El 20 de mayo hubo otro intento francés pero de nuevo el comandante Aragonés resistió el envite, hecho este último el que provocará la ira futura del ejército francés al frente del mariscal Soult.